domingo, 6 de agosto de 2023

Enseñar a un perro a nadar

 A pesar de la opinión de muchos, yo no me atrevería nunca a tirar a mi perro al agua. Que entre solo, si quiere. Si fuera cachorro, lo haría de a poco, no quiero que por una estupidez se me estropee el perro, física o emocionalmente.

De todos modos, mi experiencia es diferente, mi perra Dánae era prodigiosa, sí, ya lo dije en otra publicación. Cuando ella tenía siete años la llevamos con nosotros un domingo a la quinta de unos amigos, en Colinas Verdes, y ellos tienen una gigantesca pileta en medio de su hermoso y enorme parque.

Cuando entramos a los saludos, son gente que amo, no reparé a tiempo que desde la entrada, mi perra ovejera vino corriendo a toda velocidad y de un saltó increíble se tiró al agua de panza. ¡Me quedé sin aliento, paralizada de terror! Sólo pude respirar de nuevo cuando vi que la muy lady daba la vuelta completa alrededor de la pileta, nadando como si lo hubiera hecho siempre, y saliendo por la parte bajita de los niños. Aclaro que la tuve desde sus 40 días de vida y que jamás la puse a nadar ni meterse en agua.

De modo que cada vez que volvíamos a la quinta de Colinas verdes, ya estábamos atentos, la dejábamos bajar de la camioneta antes de pasar por el portón y la mirábamos correr, con total alegría, y tirarse de un salto al agua, para caer de panza. Daba su vuelta nadando, salía y listo, no se metía más. Era toda una ceremonia.

De mis otros ovejeros, el macho que tengo ahora no quiere ni mojarse las almohadillas en la llovizna, los demás sólo corretear por la orilla del mar y tratar de morder el agua. Así que esta historia que cuento, es un caso especial.

Los animales, como las personas, son diferentes en carácter y reacción. Hay que respetar eso.

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