jueves, 13 de octubre de 2022

Dormir con nuestras mascotas

 Respeto mucho a quienes les gusta dormir con sus mascotas y lo siento, yo no puedo ni quiero. Ni pensarlo siquiera, se me erizan los cabellos de la nuca de sólo pensarlo.

Amo a mis mascotas hasta el disparate, me preocupo por ellos todo el tiempo, los reviso, los mimo, los alimento, los atiendo, los juego, ellos son parte de mí, de mi familia, de mi corazón.

El tema es que cada uno tiene su lugar, mi cama es mía, si yo no duermo en sus cuchas, ellos no tienen por qué dormir en la mía, yo no como de sus platos, ellos no deben tocar el mío, yo no uso su baño, ellos no ensucian el mío.

Posiblemente se deba a una educación inculcada en la infancia, en donde lo de cada uno es de cada uno, aunque compartamos prestando —y devolviendo a rajatabla, obviamente—, sumándole a eso una cierta germofobia, no podría respirar el mismo aire que mis bichos, aunque los bese en la cabeza, me lavo enseguida las manos cuando los acaricio, no importa si fueron bañados.

Vamos, que ellos se higienizan con su lengua los genitales, no es sano dejar que nos lama y no nos lavemos después. Era muy pequeña cuando mi madre me habló de la espantosa hidatidosis, transmitida por la saliva de los perros, hay lecciones que quedan marcadas a fuego.

Por lo tanto, sí, duermen junto a mí y no conmigo, cada uno a cada lado o en sus cómodos almohadones. Nunca jamás se han subido a mi cama, así que no saben lo que es eso, sólo saben que es mía.

No necesito tenerlos sobre mi cama para sentirme acompañada y reconfortada con su presencia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario