miércoles, 7 de septiembre de 2022

Un juguete peligroso

 Me refiero a este:

Entiendo que hay gente que "nunca tuvo problemas", y muchas otras me han dicho que vivieron algo parecido a mi experiencia, el susto que viví no quiero ni pensarlo, tal vez si lo cuento, escribiéndolo aquí, pueda sacudirlo un poco de mi mente.

Muchas veces, a través de mis años con perros, les he comprado este enorme "hueso" de cuero de vaca prensado, para que se entretengan unos minutos. Digo unos minutos porque los dientes de un ovejero alemán no tienen piedad para jugar, desgarrando alegremente el juguete que le has regalado: son como niños, felices y dedicados en romper el obsequio que les das.

Mi actual perro, obviamente, recibió uno. Doy gracias a los dioses, las ninfas, los truenos y centellas que yo estaba junto a él, sentada en mi pc, mientras lo oía mordisquear. Cuando dejé de oírlo, no le di importancia, hasta los perros se cansan de jugar. Sólo sentí que sus pisadas iban y venían sobre la madera del piso flotante.

Hasta que empecé a escuchar un sonido ululante, propio del asmático que quiere respirar y no puede. Alarmadísima, me levanté como un rayo y corrí hacia el perro, que seguía respirando a duras penas, con ojitos de auxilio. Le abrí la boca y ya lejos, casi sobre la garganta, se lograba ver un tubito de cuero largo que se le iba yendo atrás cada vez más, con cada inspirar.

Le metí la mano rápidamente en la bocaza abierta de par en par y con la punta de los dedos, a duras penas, logré extraer ese rollo de cuero de unos 20 centímetros de largo por dos centímetros de ancho. La bocanada de aire libre de mi perro aliviado casi me hizo llorar.

Me temblaron las piernas un buen rato, y aún me acuerdo, pensando… "¿Y si yo no estaba ahí?".

Cruz diablo con ese juguete del averno.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario